lunes, 17 de diciembre de 2007

Habla el Espíritu de Jesucristo

“La salida del alma”
Manifestación en Burghausen20 de mayo de 1979

Séptima parte

Habla el Espíritu de Cristo:

«¡Yo soy la cepa, vosotros los sarmientos! Yo os llevé Mi amor a cada corazón. El tiempo que trae la transformación está cerca. La corriente primaria de la Gloria, Dios, dio a su Hijo las cualidades de la ley, para que advirtiesen una vez más a Mis hijos, para que encuentren el sentido de la vida que es Dios, el Padre Eterno. Yo Soy vuestro camino hacia esta conciencia del Padre.

Oh hijos del amor, ¿Por qué camino vais?

Cuando era Jesús de Nazaret, Mi alma estaba apenada hasta la muerte, pero el amor hacia vosotros pudo con la muerte. Él se dejó y deja crucificar para cada uno de vosotros. Cada uno de vuestros pensamientos negativos es un clavo que siento en Mis llagas. Así Me clava la incrédula Humanidad en cada momento de su vida física, ¡pero, aún así, señalan Mis llagas del amor y la Resurrección! Yo vivo en vosotros y os hablo, ¿quién quiere oírme? Hay pocas almas que se inclinan humildemente ante el Todopoderoso, demostrando ser hijos del amor, para que el Espíritu del amor pueda traspasarles.

¿Dónde busca el hombre el manantial de la gloria? ¿En las casas de juego y vicios, en el barullo de los lugares de veraneo? En verdad os digo: ¡Yo estoy también allí! Triste miro a cada hijo, y veo el alma ensombrecida como se entrega más y más al yugo de este mundo y se inclina ante él.

Qué alegría penetra en Mi corazón de Redentor cuando un hombre se entrega a Dios, su Padre, y a Mí, para poder recibir la liberación del egoísmo. Hablo a cada uno de vosotros, ya estéis aquí encarnados o como alma: En vosotros está la Luz del mundo. Le enseño Mis llagas al cuerpo Espiritual (alma), y bienaventurados aquellos hombres que Me ven en el físico y reconocen Mis llagas.

Yo Soy el crucificado y resucitado. No he resucitado sólo para Mí mismo, si no para todos vosotros, para que no sintáis más las torturas de este mundo, pues quiero tomarlas a Mi cargo.

Os fue explicado brevemente la salida del alma. Ved cuántos miles de millones de hombres hay; cada alma va por su propio camino y cada una de estas almas es separada del cuerpo de un modo distinto. Qué torturas llevan las almas hasta que entregan su suerte al Crucificado y dejan de clavarse a sí mismas, al reconocer las llagas del Cristo. ¡A cada uno de vosotros enseño Mis manos clavadas! En Mi cuerpo Espiritual corre el dolor de este mundo. ¿Por qué suenan las trompetas de Dios y por qué habla el Espíritu de Cristo por un hombre? Porque el mundo todavía no ha encontrado la gloria, si no que se enreda cada vez más. ¿Por qué, hombre, no ves Mis llagas? Porque no puedes creer y el Espíritu Santo no te llena. Porque tu alma se aparta de Aquél que ha soportado todo por ti. ¿Qué le importa Jesús al hombre, que pasó por esta Tierra hace 2.000 años y que como habitante simple y humilde enseñó con su vida el amor? Jesús era y es para vosotros un símbolo, pues Jesús, el Cristo, dijo: ¡Seguidme! ¿Me sigues, hijo Mío? ¿Amas como Yo amé y como te amaré siempre? ¿Es que sólo oyes el Sermón de la Montaña o también vives lo que he anunciado? ¿Entiendes los pasajes del amor sólo con tu intelecto, o los sientes con el corazón? Si es así, entonces Me habrás reconocido en esta hora, y por ello tu vida cambiará, lo que alegrará a tu Padre y Redentor, y también a tu alma, beneficiándose así mismo tu cuerpo físico.

La Humanidad pide por la bendición. Hombre, ¿es que sólo pides para el bien de tu cuerpo físico, o también de tu alma? Yo os doy la bendición para vuestra alma, para que despierte en Mí y reconozca Mis llagas, que enseño a los hombres en todo momento. Pero como el ojo del alma está cerrado, el hombre no puede captar el amor y no puede ver la gloria, ni reconocer al Pastor, porque el hombre es una oveja perdida. Pregúntate a ti mismo si te has perdido, o si te has extraviado. Tú no estás perdido, si no que sólo te has extraviado y Yo voy en tu busca y te señalo Mis llagas.

Mira, así habla el Buen Pastor: ven, reconóceme, pon todos tus dolores y preocupaciones en las llagas y sé libre.

¿Eres libre, hijo de los Cielos, o estás atado a tus ideas?
Continúa...

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